monumento |
Lídice (Lidice en checo, Liditz en alemán) era un pueblo de Checoslovaquia (actualmente República Checa) hoy recordado por haber sido completamente destruido en la Masacre de Lídice, por las fuerzas de ocupación durante la Segunda Guerra Mundial en represalia por el asesinato del jerarca nazi Reinhard Heydrich.
Historia
El pueblo aparece mencionado en la literatura desde 1306. Antes de la industrialización del área, muchos de sus habitantes trabajaban en las minas y fábricas de los pueblos cercanos de Kladno y Slaný.
La masacre de Lídice
En 1942 SS-Obergruppenführer y General dePolicia. Reinhard Heydrich, ejercía como Protector Adjunto de Bohemia y Moravia, Director de la Oficina Central de Seguridad del Reich; Presidente de La Organización Internacional de Policía Criminal (INTERPOL)
En la mañana del 27 de mayo de 1942, se dirigía en su Mercedes Benz descapotable al Castillo de Praga en el sector de Holešovice, cuando fue atacado por dos guerrilleros de la resistencia checa, Jozef Gabčík y Jan Kubiš. Estos soldados, entrenados en el Reino Unido, habían descendido en paracaídas en diciembre de 1941, como parte de la Operación Antropoide.
El 4 de junio de 1942 Heydrich murió en el Hospital Bulovka de Praga, víctima de septicemia. Esto hizo enfurecer a Hitler, que ordenó al nuevo Protector de Bohemia y Moravia, Kurt Daluege, que hiciera lo necesario para encontrar a los asesinos. Como resultado de ello, los alemanes iniciaron una brutal campaña de represión en contra de la población civil checa.
De todas las operaciones de venganza, la más conocida es la ocurrida el 10 de junio. Ese día, fuerzas de seguridad alemanas rodearon el poblado de Lídice, bloqueando todas las salidas. Este pueblo fue escogido por ser uno de los más activos en contra de la ocupación nazi, y de allí procedía una gran cantidad de partisanos que se unieron a la resistencia. Al entrar al pueblo toda la población fue sacada de sus casas, separando a todos los hombres mayores de 15 años y llevándolos a un granero. Al día siguiente fueron fusilados. Otros 19 hombres y 7 mujeres que trabajaban en una mina cercana fueron llevados a Praga y también ejecutados. Las mujeres y niños restantes fueron enviados al campo de concentración de Ravensbrück, donde la cuarta parte de ellos murió en las cámaras de gas o a causa de los trabajos forzados. Los niños, por su parte, fueron llevados al gueto de la calle Gneisenau en Łódź (actual Polonia), donde fueron separados con criterios raciales. Los que podrían ser objeto de "arianización" fueron enviados a Alemania, mientras que los 82 restantes fueron asesinados en el campo de exterminio de Chelmno. El poblado fue destruido y totalmente arrasado. Un documental original, realizado por los soldados alemanes, ha sobrevivido como testimonio de la masacre.
En total, 340 habitantes del pueblo fueron asesinados (192 hombres, 60 mujeres y 88 niños). Lo mismo le sucedió a otro pequeño poblado llamado Ležáky dos semanas después: los hombres asesinados, las mujeres enviadas a los campos de concentración y los niños "arianizados" o enviados a las cámaras de gas. El resultado final de la represión por la muerte de Heydrich fue de 1300 personas, entre partisanos, altos dirigentes checos y víctimas circunstanciales, como los habitantes de Lídice.
Poco después de la destrucción del pueblo, varios localidades en diversos países fueron renombrados, en su nombre con el objetivo de que el nombre de Lídice siguiese estando vivo. Ademas se construyeron monumentos en su recuerdo.
En 2009, un pasaje en la comuna y ciudad de Santiago de Chile fue rebautizado como "Lídice" gracias a las gestiones del Círculo Chileno-Checo y la Embajada de República Checa en Chile, en honor a esta tragedia. Monumento y una placa conmemorativa que explica la tragedia se encuentra en la esquina del pasaje y la calle San Antonio.
Los niños de Lídice “La orden es borrar Lidice del mapa, literalmente. Se profana el cementerio, se asolan los huertos, se incendian todos los edificios y se vierte sal en la tierra para asegurarse de que nada crecerá en ella... No debe quedar ningún rastro, ni siquiera el espacio que ocupó el pueblo”. Parece una cita extraída de una novela. Y lo es... aunque también corresponde a una horrorosa realidad. La novela es “HHhH”, cuyo críptico título corresponde a una frase en alemán, que se traduce como “El cerebro de Himmler se llama Heydrich”, del francés Laurent Binet. La realidad es la implacable venganza determinada por Hitler contra una pequeña localidad de la antigua Checoslovaquia (hoy República Checa) tras el asesinato de Reinhard Heydrich, en 1942. El tema ha sido tratado en recuentos históricos, en novelas y llevado al cine y a la TV. Binet, que recibió el Premio Goncourt a una primera obra, en “HHhH” se aproxima al tema desde el punto de vista de un joven –él mismo, sin duda- que conoce el episodio de boca de su padre y luego se apasiona por profundizar en la historia. El resultado es un notable estudio sobre política (las motivaciones del atentado), patriotismo (las razones de quienes lo perpetraron o prestaron su ayuda) y el poder enloquecido del régimen de Hitler, que encontró en Heydrich su mejor y más implacable verdugo. La historia culminó el 27 de mayo de 1942, cuando Jozef Gabcík y Jan Kubiš, dos paracaidistas enviados desde Londres, atacaron el elegante Mercedes-Benz descapotable en que viajaba Heydrich, el “protector” de Bohemia. Se estimaba que el ataque contra un personaje tan odiado fortalecería la resistencia que hasta el momento casi no existía en Checoslovaquia. Incluso –y algunos responsabilizan de ello a Churchill- hay quienes creen que las represalias, por duras que fueran, serían el mejor incentivo para los patriotas. Lo que no se sabe es si contaban con una reacción tan brutal. El curriculum de Heydrich desborda sangre y violencia. Organizó de la Noche de los Cristales Rotos, creó los Einsatzgruppen (comandos de exterminio de judíos) y lideró la conferencia de Wansee, donde se oficializó la “solución final”. Pero lo que siguió a su muerte, unos días después del atentado, superó toda previsión. Hitler pidió inicialmente que se exterminara a diez mil personas (lo normal en la “aritmética” nazi era cobrar la vida de diez rehenes por cada soldado alemán muerto). Finalmente le bastó con arrasar Lidice y dar muerte o deportar a sus 500 habitantes, incluyendo mujeres y, por lo menos, 88 niños. No hay manera de medir el efecto del atentado al interior del país. Pero sí es evidente que el mundo entero de conmovió. Hasta hoy Lidice es un símbolo del horror de la violencia nazi en el mundo entero. En Chile, en 1944 se bautizó con este nombre un pasaje, en la calle San Antonio, entre Esmeralda y Santo Domingo. Hace tres años se inauguró allí un “luche” gigante de metal, elaborada por Filip Carrasco Haman, artista de ascendencia checa.Su propósito es que esos niños asesinados no sean olvidados. |
Inauguran monumento en honor a víctimas del Nazismo 09 de junio de 2009
El 10 de junio de 1942, las huestes nacionalsocialistas alemanas rodearon el pequeño poblado de Lídice, en la otrora Checoslovaquia, hoy República Checa, cerrando todas sus salidas. La población fue sacada de sus casas, separando a todos los hombres mayores de 15 años. Al día siguiente caerían ejecutados. Mujeres y niños fueron enviados a campos de exterminio, la mayor parte encontrando la muerte en cámaras de gas o trabajando forzadamente. Algunos niños fueron separados con criterios raciales para ser sometidos a la “arianización” en el seno de familias “arias”. Debían ser convertidos a la misma ideología que saqueó sus vidas y confiscó sus seres. Ya han pasado 67 años desde aquel funesto día en que Lidice desapareció con sus 340 habitantes, hecho que aún es conmemorado con profundo dolor en la República Checa y el mundo. Con el fin de recordar a la sociedad la lección histórica que supone el atentado de los totalitarismos contra la libertad y la dignidad humanas, el Círculo Chileno Checo y la Embajada de la República Checa realizarán una ceremonia en la que se inaugurará una obra de arte elaborada por el artista de ascendencia checa, Filip Carrasco Haman. Se trata de un luche gigante, construido en metal, que será instalado en el piso para recordar a aquellos niños que resultaron víctimas de la acción nazi. La inauguración se llevará a cabo este miércoles 10 de junio, a las 11 horas, en el Pasaje Lídice de la calle San Antonio, en Santiago Centro (entre Esmeralda y Santo Domingo). Al acto asistirá su excelencia el embajador Zdenìk Kubánek, representantes de la Municipalidad de Santiago y miembros de la comunidad checa en Chile. Por trabajos de construcción que se emprenderán en el lugar, la obra deberá ser instalada provisoriamente y luego retirada mientras se culminan obras planificadas en el lugar. Una vez terminados los trabajos, el monumento será instalado de manera definitiva y permanente. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario