Cuando nos encontramos a más casi un año y medio del inicio de la pandemia del coronavirus, en Santiago de Chile podemos observar que han impactado de manera dramática nuestra manera de habitar la urbe, primero el estallido social altero las rutinas urbanas y uso de los espacios públicos; y luego el prolongado confinamiento producto de las cuarentenas y restricciones impuestas a los santiaguinos y metropolitanos por razones sanitarias que acrecentó ese impacto cambio en rutinas diarias.
Uno de los cambios mas fuertes que estamos viviendo por consecuencia del coronavirus en las actividades laborales, económicas, sociales y educacionales, por el uso masivo de los medios tecnológicos.
Teletrabajo
Ejemplo de este cambio el teletrabajo, que no es algo nuevo como no lo es la educación a distancia que existe desde comienzos del siglo XX en diversos formatos o tecnologías, la novedad hoy radica en la radicalidad con que en forma intempestiva ha irrumpido en nuestras vidas. La pandemia precipito algo que debido al avance de las tecnologías de la información ya estaba en desarrollo, de pronto muchos nos vimos en nuestras casas imposibilitados de acudir a nuestros habituales lugares de trabajo.
Las viviendas desde la revolución industrial, fueron concebidas como lugares a los cuales los trabajadores se regresa para dormir y descansar luego de una jornada laboral que ocurre en otro lugar; ahora con esta crisis sanitaria se trasformaron lugar del trabajo, se volvió a la época pre industrial, donde el hogar se trabajaba;
Las consecuencias de este cambio de modo trabajar, en la vida de las personas y las ciudades. Cientos de miles de personas trabajando desde sus hogares. Menos viajes por la ciudad, menos vehículos expeliendo contaminantes a la atmosfera, menos horas del día perdidos en desplazamiento, menos riesgos de accidentes callejeros, menor exposición a contraer contagios virales, menos riesgo de ser asaltados o robados, etc. A nivel de las empresas podría significar cerrar oficinas, sucursales bancarias y de diversos servicios, ahorrarían en gastos de mantención de edificios, aseo, electricidad, agua, calefacción, aire acondicionado, bonos de locomoción para sus empleados, podrían ser algunos de los argumentos desde las empresas que jugaran en favor de masificar esta nueva modalidad.
Centro de Santiago.
Todo esto nos presentan muchas interrogantes, la que me interesa en este comentario ahora ¿volverá el centro histórico de Santiago a ser un lugar vital dentro de la ciudad o caerá en un irreversible abandono y deterioro?
El centro de Santiago ya ha sufrido una pérdida de importancia relativa en la ciudad, desde al comienzo del siglo, hemos podido observar como un número significativo de oficinas se trasladó desde el centro a la zona oriente de la Urbe, llevándose consigo muchas actividades de apoyo, no obstante, el centro de la ciudad mantenía una gran actividad, el aparato administrativos del Estado lo tiene como lugar principal de operación, pero ya en estos días de cuarentena hemos visto que muchas reparticiones públicas que han adoptado la modalidad del tele-trabajo, reportan que dado los buenos resultados obtenidos, consideran la posibilidad de extender esta forma de trabajo más allá de la actual contingencia. Esto tampoco constituye novedad ya había servicios públicos como el Servicio de Impuestos Internos y el Registro Civil que desde hace muchos años ofrecen servicios en línea.
Futuro
¿Cómo será el centro de Santiago vaciado de muchas de las personas que cotidianamente acudían a sus trabajos?, desaparecerán las tiendas y comercios variados, las fotocopiadoras, las fuentes de soda, restaurantes, ópticas, oficinas de abogados, y cualquier actividad que aprovechara la externalidad que producen las concentraciones de personas.
Millones de metros cuadrados de oficina sin uso, millones de metros cuadrados de ciudad desocupados. ¿Cuánto de la enseñanza universitaria migrará a educación a distancia? ¿Cómo reconfiguraremos la vida urbana? ¿Cómo serán los barrios y sus espacios públicos? Tenemos un arduo trabajo de reflexión colectiva respecto de como reconfigurar el futuro.
Los factores que presionan el éxodo de oficinas desde el centro hacia el oriente de Santiago. Expertos plantean que el sector es el “primer caído” en las crisis y proyectan a futuro que las empresas seguirán saliendo del barrio y se van a trasladar al oriente. Viernes 29 de octubre de 2021
Hace unas semanas, Falabella anunció la venta de sus oficinas corporativas ubicadas en Santiago Centro. El retailer decidió empacar sus cosas desde Manuel Rodríguez Norte 730, esquina Rosas, y arrendar instalaciones en Nueva Las Condes, con vista al Parque Araucano. Para los expertos en temas inmobiliarios, la decisión del grupo no es ninguna sorpresa. Esto es parte de un proceso que lleva varios años, donde distintas empresas se han ido mudando. La crisis social y la pandemia le añadieron ingredientes adicionales a esta presión sobre el mercado de oficinas del centro. Esto, ya se está viendo en las cifras. La tasa de vacancia de oficinas A (que son las de mayor estándar) en Santiago Centro según GPS Property pasó de 1,93% en 2019 a 7,30% en el tercer trimestre de este año. Sin embargo, el indicador se encuentra en menor nivel que otros mercados, que están sobre el 10%, debido al menor ingreso de metros cuadrados, dado que es una zona donde prácticamente no hay proyectos nuevos, y que las entidades gubernamentales son un público cautivo. Según el director ejecutivo de GPS Property, Francisco Rojas, cuando hay crisis como la asiática del 89, la subprime en 2008 y la de ahora por el coronavirus, los privados encuentran oportunidades para migrar al oriente, bajo mejores opciones, ya sea de calidad del inmueble o de condiciones de arriendo. El gerente del área de Retail de Colliers International, Antonio Sivori, señala que la salida de Falabella del sector no marca un hito, sino que “más bien nos parece un proceso lógico que en algún momento ocurriría para hacer un uso más eficiente del espacio”. “Con respecto a la ubicación (de esta empresa), no se encuentra en el eje donde se concentra la mayor parte de las oficinas y claramente no cuenta con todos los servicios a pocos pasos que buscan las oficinas para sus trabajadores”, apunta. Más allá del caso de Falabella, los expertos analizan que Santiago Centro ha ido perdiendo su atractivo para el sector privado. Según Rojas, esto se debe “por un tema de comodidades y la forma de acceder”. Plantea que “los millennials no quieren ir al centro” por temas de desplazamiento y que sus pares se encuentran en otros barrios laborales. Sivori agrega que la buena conectividad y la cantidad de servicios que ofrece el centro lo hicieron muy útil para instalar empresas. Pero que “dada la revuelta social y los contantes desmanes en los últimos años han influido que el sector privado optara por trasladarse a sectores con características similares en cuanto a conectividad y nivel de servicios, pero que al mismo tiempo cumplan con los parámetros de seguridad que le permitan seguir funcionando de manera normal”. “Dado lo anterior, esta ubicación es cada vez menos atractivo para el mundo privado. Esta mayor liberación de metros cuadrados será aprovechado por el sector público/entidades gubernamentales”, apunta. Por esto, se están privilegiando zonas como Providencia, Ciudad Empresarial y algunos sectores de Las Condes, comenta Fernando Márquez de La Plata, consultor del área de Estudios de Colliers. “Creemos que en el corto mediano plazo la vacancia del centro continuará al alza, debido a la liberación de superficie principalmente por entidades privadas. Esto, en gran medida, porque la imagen del centro se encuentra bastante afectada desde el 18 de octubre 2019”, sostuvo. Recuperación del sector Aunque empresas como Scotiabank, Banco Bice, Itaú y ahora Falabella han dejado el sector en los últimos cuatro años, hay otras que siguen; entre ellas Banco Santander, Banco de Chile, CMPC y Aguas Andinas. En cuanto a proyecciones, Rojas de GPS considera que para que el barrio sea una opción para los privados, es necesario impulsar un plan desde la municipalidad para mejorar la seguridad y renovar edificios, sino “va a ser súper difícil que el centro vuelva a revitalizarse”.
“Si nosotros consideramos las capitales de Sudamérica y las grandes ciudades, siempre los centros son súper importantes, en el caso de Chile no es así”, dice. Ante este el desgaste, cree que “es un sueño de todas las empresas que siguen ahí de salirse del centro porque hoy no es cómodo trabajar en ese lugar, pero tampoco pueden llegar y cambiarse, porque si eres propietario tienes que ver qué hacer con el lugar”.
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