Introducción
Es común oír a los santiaguinos quejándose de su ciudad. Que es fea, que hay mucho tráfico vehicular, que está contaminada, que faltan áreas verdes y que está colapsada. Si bien, algunas de esas afirmaciones son cercanas a la realidad, como que efectivamente concentra a más de un tercio de la población nacional y que los metros cuadrados de áreas verdes por habitante están lejos de los estándares recomendados por las principales organizaciones internacionales, la visión de los santiaguinos es algo pesimista, y en mi opinión personal, creo que tiene que ver con una falta de conocimiento de la propia ciudad que habitamos. Santiago Santiago es una ciudad muy interesante, herencia de una rica y variada fusión cultural que increíblemente ha tenido lugar en uno de los rincones más recónditos del mundo. El casco histórico El casco histórico fundado en 1541 comenzó a expandirse tímidamente recién a partir de mediados del siglo XIX. Durante el siglo XX, con la llegada de inmigrantes principalmente desde Europa, el crecimiento de la ciudad comenzó a seguir otro rumbo, con la concreción de las ideas de Vicuña Mackenna -como la forestación del Cerro San Cristóbal-, así como la aplicación de los planes de Karl Brunner, de origen austriaco. Las comunas de Providencia y Ñuñoa se urbanizaron en gran parte bajo el modelo de ciudad jardín, idea proveniente de Inglaterra de la mano de Ebenezer Howard. Las primeras construcciones que se erigieron en esta zona de la ciudad fueron realizadas por inmigrantes italianos, alemanes, franceses e ingleses, quienes le dieron un sello especial a la arquitectura de las viviendas y al espacio público, con amplias avenidas pobladas de plátanos orientales, aceras embaldosadas y tímidas acequias que corren en sus costados, de las cuales todavía queda evidencia. Sin embargo, la esencia de Santiago no es una copia barata del Viejo Continente, sino que bastante más que eso. Muchas poblaciones al sur de Santiago, hoy urbanizadas y pacificadas, tienen su origen en las formas de habitación del campo chileno, cristalizando además, numerosos procesos de la propia historia de la ciudad, como la construcción de viviendas sociales en la década de los sesenta y las luchas que han enfrentado dichos grupos, en contra de las fuerzas de represión estatal, como de grupos violentos asociados a la delincuencia y el narcotráfico. La renovación y la intervención por parte de artistas ha llevado a la creación del Museo a Cielo Abierto en San Miguel, con más de 4000 metros cuadrados de murales de artistas nacionales e internacionales consagrados, plasmados en antiguos bloques residenciales que hoy resplandecen en los más variados y vivos colores. A finales de la década de los sesenta, se instaló en Chile el Movimiento Moderno inspirado por el arquitecto suizo Le Corbusier en edificios tan icónicos como los de la Remodelación San Borja y la Villa Portales. Así es cómo floreció en plena capital chilena la misma arquitectura que hoy permanece en la periferia de muchas ciudades europeas. A lo anterior, se suma la llegada de otras influencias como la norteamericana. Yendo hacia el nor-oriente, en el corazón de Vitacura, es posible encontrar una réplica de suburbio gringo: la Villa El Dorado. Se trata de casas que originalmente fueron de una sola planta, rodeadas de numerosas áreas verdes y con algunas características innovadoras para la época, como la presencia de un antejardín, integrado a la calle sin la presencia de rejas y con comercio a escala de barrio. Soledad Garcia Nannig; Maria Veronica Rossi Valenzuela; Francia Vera Valdes |
Las principales obras de Vicuña en La Transformación de Santiago.
El poeta nicaragüense Rubén Darío dijo sobre Vicuña Mackenna: “el más Santiaguino de los Santiaguinos”, nosotros, los Santiaguinos no conocemos la verdadera dimensión de la obra urbanística de Vicuña Mackenna, ni menos el detalle de su influencia.
Las obras fueron:
1. Canalización del rió Mapocho.
2. Camino de Cintura. (Circunvalación del tren urbano).
3. Transformación de los barrios del sur. (Avenida Matta, Biobío y Exposición o Chuchunco).
4. Ensanche del uso del agua potable.
5. Creación de nuevas plazas (18).- Paseo de Santa Lucía sería la principal.
6. Recovas existentes: (distribución de los abastos públicos).
7. Terminación del Mercado Central.
8. Centralización i construcción de las escuelas municipales bajo un plan distinto del actual.
9. Apertura de calles tapadas.
10. Construcción de doble cauce de Negrete.
11. Construcción del cauce abovedado del canal de San Miguel.
12. Construcción de un nuevo matadero en los barrios del norte de la ciudad.
13. Supresión de las chinganas públicas y construcción de cuatro grandes casas de diversión popular.
14. Construcción de una nueva casa de ciudad.
15. Transformación del empedrado de las calles.
16. Proyecto sobre aceras y ochavamiento de las esquinas.
17. Terminación de las avenidas del Ejército Libertador y del Cementerio.
18. Reparación radical del Matadero.
19. Reparación y terminación del Presidio Urbano.
20. Provisión de un nuevo sistema de vestuario y armamento de la policía de seguridad (no existía la policía civil).
21. Reparación y terminación del presidio urbano.
22. Provisión de un nuevo sistema de vestuario y armamento para la policía de seguridad.
Karl Brunner
Karl Brunner |
Karl Brunner llegó a Chile por las gestiones lideradas por Rodulfo Oyarzún, ex-alumno suyo en un seminario de urbanismo en Viena, en 1928. El técnico austríaco era ingeniero, arquitecto y licenciado en Ciencias Económicas y Políticas, y tenía una sólida formación urbanística que incluía numerosas publicaciones, incluso algunas en la prestigiosa revista Der Stätebau (Urbanismo) de Werner Hegemann.
El primer período de estadía en nuestro país se extendió desde fines de 1929 hasta comienzos de 1932, lapso en que trabajó como asesor gubernamental de la Sección Urbanismo del Departamento de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas, dirigida por el arquitecto José Luis Mosquera. Simultáneamente fue contratado como profesor de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Chile (1930-1932).
Durante este tiempo de docencia, se encargó de divulgar las bases del llamado "urbanismo moderno", incluyendo elementos como la zonificación y el uso de fotografías aéreas. Luego de casi dos años de ausencia, en 1934 Karl Brunner regresó al país, esta vez contratado por la Municipalidad de Santiago. Aunque solo estuvo algunos meses, impulsó ese mismo año el Primer Congreso Nacional de Arquitectura y Urbanismo, además del Proyecto de Plan Regulador de Santiago, elaborado por varios de sus discípulos, y que dejaría una honda huella en los años siguientes.
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