Soledad Garcia Nannig; Maria Veronica Rossi Valenzuela; Francia Vera Valdes |
Barrios de comuna de Santiago |
El Centro Histórico es el barrio donde se dio origen a la ciudad y, con el paso de los siglos, se ha transformado en el corazón administrativo, político, cultural y financiero de Santiago.
Actualmente, este sector destaca por concentrar la mayor cantidad del patrimonio de la ciudad; la excelente conectividad con el resto del área metropolitana; una atractiva oferta de comercio alojada en sus galerías, centros comerciales y paseos peatonales como Ahumada y Huérfanos; además de la intensa actividad que se produce en sus calles, por donde diariamente circula más de un millón de personas que trabaja, estudia, vive o visita Santiago.
El diseño de Santiago, así como su trazado tipo damero, definió en su centro la Plaza Mayor, hoy Plaza de Armas, y desde allí se proyectaron las cuadras que albergaron viviendas y los principales edificios, como las Casas de Cabildo, actual Municipalidad de Santiago; la Real Audiencia donde funciona el Museo Histórico Nacional; la Casa de los Gobernadores y Presidentes, actual Correo Central; y el edifico de la Real Aduana que hoy alberga al Museo Chileno de Arte Precolombino.
Desde entonces, fue creciendo y durante esa expansión se dio origen al Barrio Cívico de Santiago, reflejo de la creciente modernización que vivió Chile a principios del siglo XX. La creación de este barrio estuvo a cargo del urbanista vienés Karl Heinrich Brunner, durante el Gobierno del Presidente Carlos Ibáñez del Campo, y su diseño respondió a la necesidad de disminuir el creciente desempleo nacional mediante la realización de obras públicas.
Durante el siglo XX, el Centro Histórico sufrió el progresivo éxodo de familias hacia otros sectores de la capital, por lo que las viviendas se transformaron en oficinas y comercios. Ese proceso comenzó a ser revertido durante las últimas décadas del siglo pasado, mediante una política de renovación urbana que generó un auge en la construcción de edificios de departamentos que trajeron a las familias de vuelta al centro de Santiago.
9.-Barrio Brasil
Es un imperdible barrio que destaca por el valor arquitectónico de sus inmuebles, su interesante propuesta cultural y amplia oferta de restaurantes especializados, bares y cafés.
Su historia no es muy distinta a otros barrios históricos de Santiago. Comienza a conformarse a fines del siglo XIX dentro del gran Barrio Yungay, cuando aristocráticas familias construyen sus enormes y fastuosas residencias en este emplazamiento, gracias al auge minero que vivía Chile por esos días.
El barrio debe su nombre a la avenida que lo cruza de norte a sur y que junto a la plaza fue inaugurada en homenaje al pueblo brasileño. Ello coincidió con la edificación de las primeras y hermosas casonas, cuyo diseño se encargó a los más destacados arquitectos de la época. Emblemáticas construcciones son el Edificio del Arzobispado o el Palacio Larraín, ambos edificados en las primeras décadas del siglo pasado.
Como punto central de este sector destaca la Plaza Brasil, un sitio de convergencia social y cultural con muestras permanentes de arte callejero, que conviven armónicamente con las familias residentes. Entre otros atractivos, destaca la Fundación Víctor Jara, donde hay una muestra permanente de este artista nacional, y los Juegos Federica Matta, 22 esculturas-juego que le otorgan color y dinamismo al corazón del barrio.
En las últimas décadas, este sector se ha posicionado como un importante polo gastronómico dentro de la ciudad, condición dada por los restaurantes,bares y cafés emplazados en las avenidas Brasil y Cumming, principalmente.
Al interior del barrio nace un área más pequeña, llamada Concha y Toro, cuyas hermosas casas de estilo europeo lo convierten en un encantador rincón de Santiago.
En el siglo XX, Brasil experimentó el éxodo de las familias adineradas hacia el sector oriente de la ciudad y las residencias fueron ocupadas por sectores medios o usados como locales comerciales.
Sin embargo, tanto la recuperación de palacios como la instalación de restaurantes de nivel internacional, cafés y hostales, ocurrida en los últimos años, ha significado el resurgimiento de todo este Barrio hasta emerger como un imperdible polo de atracción turística y patrimonial de la capital.
En 2009, Brasil fue declarado Zona Típica.
10.-Barrio Lastarria / Bellas Artes
Es un lugar que destaca por su sello de modernidad y vanguardia en medio de Santiago. Allí confluyen restaurantes de variada y refinada gastronomía, centros culturales, pequeñas tiendas de diseño independiente y galerías de arte, ideales para el encuentro social y cultural.
El nacimiento del barrio, a mediados del siglo XIX, está marcado por la trasformación del Cerro Santa Lucía en un parque público, la creación del Parque Forestal y la construcción del Museo de Bellas Artes, entre 1872 y 1910, obras que determinaron la evolución de estas manzanas y son en la actualidad, sus más característicos hitos.
Fue a inicios de 1900 cuando el Barrio Lastarria - Bellas Artes comenzó a consolidarse como un rincón de la capital con características propias, cuyo desarrollo urbanístico se fortaleció con ciertas edificaciones de tendencia europea, como el Palacio Bruna.
La cercanía con el centro de la ciudad y su entorno arbolado hicieron de este barrio una zona atractiva para la residencia y talleres de pintores, escritores, artistas y arquitectos, como Camilo Mori, Luis Orrego Luco y Nemesio Antúnez, entre otros.
La arquitectura de sus casas y fachadas, especialmente las del arquitecto Luciano Kulczewski, retratan la influencia de la arquitectura neogótica de principios del siglo XX.
Las calles curvas, cortas y algunas adoquinadas, dan cuenta de un pasado aristocrático y son el entorno ideal para los restaurantes y cafés que hoy dan vida a esta área, junto a la oferta de hoteles y hostales, que se sigue ampliando con la aparición de nuevos emprendimientos.
Un hito del barrio es la Plaza Mulato Gil de Castro -llamada así en homenaje al este retratista mestizo de la colonia-, que está rodeada por restaurantes; los museos Arqueológico y de Artes Visuales; y la Iglesia de la Vera Cruz, construida en 1857.
Con el crecimiento de la ciudad este barrio fue abandonado por la elite, y durante el siglo XX tuvo un carácter más comercial. Sin embargo, desde fines de la década de los años 90, la reactivación de la zona con la instalación de museos, galerías y espacios como el Centro Cultural Gabriela Mistral en 2010, revitalizaron el carácter del barrio, que hoy despliega sus encantos como una zona de gastronomía y actividades artísticas, marcadas por el entorno e historia del Parque Forestal. Fue declarado Zona Típica en 1997.
11.-Barrio Matta Sur
El barrio que se ubica al sur de Avenida Matta surgió a mediados del siglo XIX, a partir de pequeños poblados ubicados alrededor de calles como San Diego, Santa Rosa, Carmen y San Isidro. Eran asentamientos que se encontraban fuera de los márgenes de la ciudad y en ellos se desarrollaba la actividad agrícola y ganadera.
Este sector era preferido por la clase alta de la época, ya que la vida campestre de esa zona era ideal para construir sus mansiones de adobe. Hacia 1828 la creación de la “Alameda de los monos” o “Cañada de los monos”, hoy Avenida Manuel Antonio Matta, sirvió como feria semanal de animales y fue definiendo el sello comercial de esta área, el que aún se mantiene.
Desde 1875 se aprecia en el Barrio Sur la división de las manzanas y venta a varias personas. Ya en la primera mitad del siglo XX aparecieron conjuntos de viviendas más ordenadas, algunas eran proyectos empresariales, viviendas baratas y de buena factura para obreros o anexos de algunas fábricas. Ejemplo de ello son los barrios que se fueron configurando, como la Población Huemul, construida en 1910 para entregar a la clase obrera, un conjunto equipado con colegio, iglesia y teatro; o la población Yarur, construida por los dueños de esa fábrica, quienes edificaron una escuela, un estadio y clínica de primeros auxilios.
El 23 de diciembre de 2015, el Consejo de Monumentos Nacionales aprobó la declaratoria de Monumento Nacional en la categoría de Zona Típica para el barrio Matta Sur. Es un polígono de 189 hectáreas, ubicado entre las calles Santa Elena, Coquimbo, Zenteno, San Diego, Santa Rosa, Carmen y Ñuble.
La declaratoria es el resultado del esfuerzo conjunto, desarrollado desde 2010, por vecinos, la Municipalidad de Santiago y el Consejo de Monumentos Nacionales, a fin de reconocer el valor histórico del barrio y poner en valor el patrimonio que concentran sus calles.
Actualmente, toda esta área presenta el contraste entre la vida tranquila de sus poblaciones y plazas, y el sello de los típicos rincones de comercio popular y a menor escala, como las mueblerías de avenida Matta, las ferreterías y negocios de repuestos situados en calle 10 de Julio o los locales de alimentos, comida, ropa y curiosidades de Franklin y el Persa Bío Bío.
12.-Barrio San Diego
Es uno de los barrios comerciales más típicos de Santiago, cuyas calles son una permanente invitación a vivir la diversidad, historia y vigencia de este sector de la ciudad.
Su origen está marcado por la construcción de la desaparecida iglesia y colegio de San Diego en el siglo XVIII -perteneciente a la orden Franciscana- y el nacimiento de la avenida del mismo nombre, usada como la salida hacia el sur de la Capital.
Ya en el siglo XX y debido a la expansión de la ciudad, San Diego mostraba el sello comercial que lo caracteriza en la actualidad, donde es posible encontrar comercio a pequeña y mediana escala, en un entorno que no pierde el espíritu de su pasado.
Sus calles también fueron testigo del apogeo de la bohemia santiaguina, con una intensa vida nocturna y grandes letreros luminosos, que llamaban a la entretención vespertina.
En su extensión, desde la Avenida Libertador Bernardo O’Higgins hasta el barrio Franklin, destacan locales de venta de bicicletas de factura nacional, los conocidos libreros que venden diversidad de textos a bajo precio, teatros e invaluable patrimonio como la bellísima Basílica del Santísimo Sacramento, construida en la segunda década del siglo XX e inspirada en la basílica del Sagrado Corazón de París.
Es un barrio, cuyos antiguos letreros de “cordonerías” “cantinas” y “picadas”, son reflejo de un territorio con memoria, que no muere y sigue dando vigencia y colorido a este típico rincón capitalino.
En diciembre de 2017 y como parte del Programa Barrios Comerciales, fue inaugurado el Parklet San Diego, un espacio de descanso ideal para hacer una pausa en la ciudad. Está situado en San Diego con Padre Alonso de Ovalle y cuenta con energía solar, cargador para celulares en las mesas, sombrillas y un foodtruck.
13.-Barrio Santa Ana
Desde la fundación de la ciudad hacia el poniente, estos terrenos fueron menospreciados, por ser tierras bajas donde se producían embancamientos producto de las lluvias o de las numerosas acequias que corrían cota abajo.
En 1576, en el sector fueron cedidos unos terrenos para levantar una ermita y una plaza, conocida con el nombre de Tejar, por la faena destinada a la fabricación de tejas musleras que abastecían la construcción del centro de la ciudad.
Son estos sectores de arrabales, que a mediados de la Colonia, serían los deslindes desde donde se originarían los guangualíes, lugares populosos donde el mundo mestizo y popular montaría sus rancheríos y ramadas. De ahí que la necesidad de “evangelización” se hizo un imperativo, por lo cual la ermita daría paso a la instalación de la Parroquia Santa Ana y con ella, al nombre de todo el barrio. El actual edificio, de estilo neoclásico, es de principios del siglo XIX.
Dos arterias importantes son las que encierran este barrio; por un lado San Pablo o Calle del Guangualí –como era conocida durante la Colonia- y la actual calle San Martín, denominada Callejón de las Cenizas. La calle San Pablo iniciaba el camino viejo a Valparaíso y por ahí llegaban las carretas que traían aprovisionamientos a la ciudad, mientras que San Martín fue la vía de las carretas para llegar a la Cañada. En sus entornos se desarrollaría un importante polo comercial y residencial, lo que favoreció el asentamiento de familias de mercaderes.
Hoy, en un entorno más bien eclosionado por el boom inmobiliario, el barrio se ha convertido en un sector de marcado carácter residencial, que convive con el comercio detallista y servicios.
14.-Barrio Santa Elena
En las primeras décadas del siglo XX comenzó a gestarse en los antiguos márgenes de la ciudad, un área residencial que crecía a la sombra del cordón industrial de Avenida Vicuña Mackenna y las estaciones del Ferrocarril de Circunvalación, cuyas líneas en esta parte giraban rumbo a la Plaza Italia. Por Santa Elena fluía hacia la ciudad la producción de las viñas situadas al sur de la comuna, entregándole al barrio una identidad asociada a las bodegas que recibían constantemente la producción vitivinícola.
En la actualidad, esas antiguas urbanizaciones de mediana escala conviven con los nuevos desarrollos inmobiliarios construidos en las últimas décadas a lo largo de Vicuña Mackenna. Precisamente, debido a su potencial y proyección futura, como área de acogida de nuevos vecinos que estarán más cerca del casco histórico, comercial y financiero de la ciudad –y mejor conectados gracias a la construcción de las líneas 3 y 6 del Metro -, Santa Elena logró convertirse en una de las nuevas unidades territoriales consideradas por la Comisión de Barrios convocada durante la actual administración.
9.-Barrio Brasil
Es un imperdible barrio que destaca por el valor arquitectónico de sus inmuebles, su interesante propuesta cultural y amplia oferta de restaurantes especializados, bares y cafés.
Su historia no es muy distinta a otros barrios históricos de Santiago. Comienza a conformarse a fines del siglo XIX dentro del gran Barrio Yungay, cuando aristocráticas familias construyen sus enormes y fastuosas residencias en este emplazamiento, gracias al auge minero que vivía Chile por esos días.
El barrio debe su nombre a la avenida que lo cruza de norte a sur y que junto a la plaza fue inaugurada en homenaje al pueblo brasileño. Ello coincidió con la edificación de las primeras y hermosas casonas, cuyo diseño se encargó a los más destacados arquitectos de la época. Emblemáticas construcciones son el Edificio del Arzobispado o el Palacio Larraín, ambos edificados en las primeras décadas del siglo pasado.
Como punto central de este sector destaca la Plaza Brasil, un sitio de convergencia social y cultural con muestras permanentes de arte callejero, que conviven armónicamente con las familias residentes. Entre otros atractivos, destaca la Fundación Víctor Jara, donde hay una muestra permanente de este artista nacional, y los Juegos Federica Matta, 22 esculturas-juego que le otorgan color y dinamismo al corazón del barrio.
En las últimas décadas, este sector se ha posicionado como un importante polo gastronómico dentro de la ciudad, condición dada por los restaurantes,bares y cafés emplazados en las avenidas Brasil y Cumming, principalmente.
Al interior del barrio nace un área más pequeña, llamada Concha y Toro, cuyas hermosas casas de estilo europeo lo convierten en un encantador rincón de Santiago.
En el siglo XX, Brasil experimentó el éxodo de las familias adineradas hacia el sector oriente de la ciudad y las residencias fueron ocupadas por sectores medios o usados como locales comerciales.
Sin embargo, tanto la recuperación de palacios como la instalación de restaurantes de nivel internacional, cafés y hostales, ocurrida en los últimos años, ha significado el resurgimiento de todo este Barrio hasta emerger como un imperdible polo de atracción turística y patrimonial de la capital.
En 2009, Brasil fue declarado Zona Típica.
10.-Barrio Lastarria / Bellas Artes
Es un lugar que destaca por su sello de modernidad y vanguardia en medio de Santiago. Allí confluyen restaurantes de variada y refinada gastronomía, centros culturales, pequeñas tiendas de diseño independiente y galerías de arte, ideales para el encuentro social y cultural.
El nacimiento del barrio, a mediados del siglo XIX, está marcado por la trasformación del Cerro Santa Lucía en un parque público, la creación del Parque Forestal y la construcción del Museo de Bellas Artes, entre 1872 y 1910, obras que determinaron la evolución de estas manzanas y son en la actualidad, sus más característicos hitos.
Fue a inicios de 1900 cuando el Barrio Lastarria - Bellas Artes comenzó a consolidarse como un rincón de la capital con características propias, cuyo desarrollo urbanístico se fortaleció con ciertas edificaciones de tendencia europea, como el Palacio Bruna.
La cercanía con el centro de la ciudad y su entorno arbolado hicieron de este barrio una zona atractiva para la residencia y talleres de pintores, escritores, artistas y arquitectos, como Camilo Mori, Luis Orrego Luco y Nemesio Antúnez, entre otros.
La arquitectura de sus casas y fachadas, especialmente las del arquitecto Luciano Kulczewski, retratan la influencia de la arquitectura neogótica de principios del siglo XX.
Las calles curvas, cortas y algunas adoquinadas, dan cuenta de un pasado aristocrático y son el entorno ideal para los restaurantes y cafés que hoy dan vida a esta área, junto a la oferta de hoteles y hostales, que se sigue ampliando con la aparición de nuevos emprendimientos.
Un hito del barrio es la Plaza Mulato Gil de Castro -llamada así en homenaje al este retratista mestizo de la colonia-, que está rodeada por restaurantes; los museos Arqueológico y de Artes Visuales; y la Iglesia de la Vera Cruz, construida en 1857.
Con el crecimiento de la ciudad este barrio fue abandonado por la elite, y durante el siglo XX tuvo un carácter más comercial. Sin embargo, desde fines de la década de los años 90, la reactivación de la zona con la instalación de museos, galerías y espacios como el Centro Cultural Gabriela Mistral en 2010, revitalizaron el carácter del barrio, que hoy despliega sus encantos como una zona de gastronomía y actividades artísticas, marcadas por el entorno e historia del Parque Forestal. Fue declarado Zona Típica en 1997.
11.-Barrio Matta Sur
El barrio que se ubica al sur de Avenida Matta surgió a mediados del siglo XIX, a partir de pequeños poblados ubicados alrededor de calles como San Diego, Santa Rosa, Carmen y San Isidro. Eran asentamientos que se encontraban fuera de los márgenes de la ciudad y en ellos se desarrollaba la actividad agrícola y ganadera.
Este sector era preferido por la clase alta de la época, ya que la vida campestre de esa zona era ideal para construir sus mansiones de adobe. Hacia 1828 la creación de la “Alameda de los monos” o “Cañada de los monos”, hoy Avenida Manuel Antonio Matta, sirvió como feria semanal de animales y fue definiendo el sello comercial de esta área, el que aún se mantiene.
Desde 1875 se aprecia en el Barrio Sur la división de las manzanas y venta a varias personas. Ya en la primera mitad del siglo XX aparecieron conjuntos de viviendas más ordenadas, algunas eran proyectos empresariales, viviendas baratas y de buena factura para obreros o anexos de algunas fábricas. Ejemplo de ello son los barrios que se fueron configurando, como la Población Huemul, construida en 1910 para entregar a la clase obrera, un conjunto equipado con colegio, iglesia y teatro; o la población Yarur, construida por los dueños de esa fábrica, quienes edificaron una escuela, un estadio y clínica de primeros auxilios.
El 23 de diciembre de 2015, el Consejo de Monumentos Nacionales aprobó la declaratoria de Monumento Nacional en la categoría de Zona Típica para el barrio Matta Sur. Es un polígono de 189 hectáreas, ubicado entre las calles Santa Elena, Coquimbo, Zenteno, San Diego, Santa Rosa, Carmen y Ñuble.
La declaratoria es el resultado del esfuerzo conjunto, desarrollado desde 2010, por vecinos, la Municipalidad de Santiago y el Consejo de Monumentos Nacionales, a fin de reconocer el valor histórico del barrio y poner en valor el patrimonio que concentran sus calles.
Actualmente, toda esta área presenta el contraste entre la vida tranquila de sus poblaciones y plazas, y el sello de los típicos rincones de comercio popular y a menor escala, como las mueblerías de avenida Matta, las ferreterías y negocios de repuestos situados en calle 10 de Julio o los locales de alimentos, comida, ropa y curiosidades de Franklin y el Persa Bío Bío.
12.-Barrio San Diego
Es uno de los barrios comerciales más típicos de Santiago, cuyas calles son una permanente invitación a vivir la diversidad, historia y vigencia de este sector de la ciudad.
Su origen está marcado por la construcción de la desaparecida iglesia y colegio de San Diego en el siglo XVIII -perteneciente a la orden Franciscana- y el nacimiento de la avenida del mismo nombre, usada como la salida hacia el sur de la Capital.
Ya en el siglo XX y debido a la expansión de la ciudad, San Diego mostraba el sello comercial que lo caracteriza en la actualidad, donde es posible encontrar comercio a pequeña y mediana escala, en un entorno que no pierde el espíritu de su pasado.
Sus calles también fueron testigo del apogeo de la bohemia santiaguina, con una intensa vida nocturna y grandes letreros luminosos, que llamaban a la entretención vespertina.
En su extensión, desde la Avenida Libertador Bernardo O’Higgins hasta el barrio Franklin, destacan locales de venta de bicicletas de factura nacional, los conocidos libreros que venden diversidad de textos a bajo precio, teatros e invaluable patrimonio como la bellísima Basílica del Santísimo Sacramento, construida en la segunda década del siglo XX e inspirada en la basílica del Sagrado Corazón de París.
Es un barrio, cuyos antiguos letreros de “cordonerías” “cantinas” y “picadas”, son reflejo de un territorio con memoria, que no muere y sigue dando vigencia y colorido a este típico rincón capitalino.
En diciembre de 2017 y como parte del Programa Barrios Comerciales, fue inaugurado el Parklet San Diego, un espacio de descanso ideal para hacer una pausa en la ciudad. Está situado en San Diego con Padre Alonso de Ovalle y cuenta con energía solar, cargador para celulares en las mesas, sombrillas y un foodtruck.
13.-Barrio Santa Ana
Desde la fundación de la ciudad hacia el poniente, estos terrenos fueron menospreciados, por ser tierras bajas donde se producían embancamientos producto de las lluvias o de las numerosas acequias que corrían cota abajo.
En 1576, en el sector fueron cedidos unos terrenos para levantar una ermita y una plaza, conocida con el nombre de Tejar, por la faena destinada a la fabricación de tejas musleras que abastecían la construcción del centro de la ciudad.
Son estos sectores de arrabales, que a mediados de la Colonia, serían los deslindes desde donde se originarían los guangualíes, lugares populosos donde el mundo mestizo y popular montaría sus rancheríos y ramadas. De ahí que la necesidad de “evangelización” se hizo un imperativo, por lo cual la ermita daría paso a la instalación de la Parroquia Santa Ana y con ella, al nombre de todo el barrio. El actual edificio, de estilo neoclásico, es de principios del siglo XIX.
Dos arterias importantes son las que encierran este barrio; por un lado San Pablo o Calle del Guangualí –como era conocida durante la Colonia- y la actual calle San Martín, denominada Callejón de las Cenizas. La calle San Pablo iniciaba el camino viejo a Valparaíso y por ahí llegaban las carretas que traían aprovisionamientos a la ciudad, mientras que San Martín fue la vía de las carretas para llegar a la Cañada. En sus entornos se desarrollaría un importante polo comercial y residencial, lo que favoreció el asentamiento de familias de mercaderes.
Hoy, en un entorno más bien eclosionado por el boom inmobiliario, el barrio se ha convertido en un sector de marcado carácter residencial, que convive con el comercio detallista y servicios.
14.-Barrio Santa Elena
En las primeras décadas del siglo XX comenzó a gestarse en los antiguos márgenes de la ciudad, un área residencial que crecía a la sombra del cordón industrial de Avenida Vicuña Mackenna y las estaciones del Ferrocarril de Circunvalación, cuyas líneas en esta parte giraban rumbo a la Plaza Italia. Por Santa Elena fluía hacia la ciudad la producción de las viñas situadas al sur de la comuna, entregándole al barrio una identidad asociada a las bodegas que recibían constantemente la producción vitivinícola.
En la actualidad, esas antiguas urbanizaciones de mediana escala conviven con los nuevos desarrollos inmobiliarios construidos en las últimas décadas a lo largo de Vicuña Mackenna. Precisamente, debido a su potencial y proyección futura, como área de acogida de nuevos vecinos que estarán más cerca del casco histórico, comercial y financiero de la ciudad –y mejor conectados gracias a la construcción de las líneas 3 y 6 del Metro -, Santa Elena logró convertirse en una de las nuevas unidades territoriales consideradas por la Comisión de Barrios convocada durante la actual administración.
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