La Iglesia de las Agustinas es un templo católico ubicado en Santiago de Chile. Fue declarado Monumento Histórico Nacional a través de un decreto de 1977. Su rector, designado por el Arzobispo de Santiago, es el Presbítero Tito Rivera.
Antecedentes históricos
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El convento de las Agustinas fue fundado en el siglo XVI, exactamente en 1573. Entre 1647 y 1730 se produjeron sismos que destruyeron la iglesia.
En 1857 se colocó la primera piedra de la actual iglesia, cuyo arquitecto fue Eusebio Chelli. Los primeros actos litúrgicos se iniciaron en 1871, y en 1888 fue consagrado por el Arzobispo de Santiago Monseñor Mariano Casanova. En 1875 se instaló el órgano Walcker, considerado un instrumento notable en su género.
El edificio sufrió daños con los terremotos de 1906 y 1927, por lo que se reforzaron el arco toral y el coronamiento con hormigón armado. En 1912 las religiosas Agustinas dejaron este convento y se trasladaron al monasterio actual, ubicado en Avda. Vicuña Mackenna entre Santa Isabel y Marín. La iglesia pasó al Arzobispado de Santiago, y es atendida por la Pastoral de Empleados.
La iglesia fue declarada Monumento Histórico en 1977. El terremoto de 1985 produjo daños en muchos sectores, por lo que el templo debió ser cerrado para su reparación. Los trabajos de restauración finalizaron en 1990.
Antecedentes arquitectónicos
La iglesia posee una arquitectura neoclásica, que floreció en el siglo XIX, correspondiendo a un estilo neorenacentista de estilo paladiano. La planta está compuesta de tres naves, donde la central tiene mayor altura que las laterales, las cuales se encuentran separadas por arcos compuestos por varios serlianos.
En la fachada principal se destacan cuatro columnas de orden corintio que sostienen un frontón recto. Cuenta con dos torres bajas en ambos extremos de ellas.
Historia
La Iglesia de las Agustinas es un templo católico ubicado dentro del centro histórico de la ciudad de Santiago, en la calle Moneda N°1050.
Perteneció a las monjas Agustinas, la primera orden religiosa femenina que se asentó en Chile, cuando fundó su monasterio el 13 de agosto de 1571. El establecimiento estaba emplazado en la esquina de las calles Agustinas con Ahumada, aunque les pertenecieron también los territorios que se extendían hasta las calles Bandera y La Cañada, actual Alameda.
Su primera iglesia, hecha de adobe y paja, cedió ante el terremoto de 1647, después de lo cual fue construida una nueva en la misma esquina, también de adobe, conformada por una nave, con techo de tejas a dos agujas y una torre anexa. Éste se convirtió en un templo hermoso y bien mantenido, decorado con santos de madera con vestimentas de oro, perlas y diamantes. Pero un nuevo terremoto, ocurrido en el año 1730, acabó también con él.
Durante los primeros años de la Colonia Española, el estilo de vida de estas religiosas era muy cómodo y festivo. Las monjas, en su mayoría provenientes de familias adineradas, poseían habitaciones privadas, con servidumbre, y con frecuencia celebraban con cánticos y danzas para el público. Sin embargo, estas actividades fueron paralizadas luego de que una ordenanza de 1688 así lo dictaminara. En privado, su modo de vida perduró hasta mediados del siglo XIX, a partir de lo cual las monjas asumieron un régimen de vida común.
Luego de que se derrumbara la segunda versión de la iglesia, una tercera fue levantada en el mismo sitio, pero ahora con características mucho más modestas, producto de las dificultades económicas por las que atravesaba la congregación.
En el año 1812, el gobierno exigió a las agustinas parte de sus terrenos para poder abrir la calle Moneda; no obstante, ello no pasó hasta el año 1850 a través de un dictamen de la Corte de Apelaciones, puesto que las monjas se negaron a ceder los terrenos. Cuando esto ocurrió, el convento quedó dividido en dos partes, que fueron conectadas por un túnel subterráneo diseñado por el arquitecto Vicente Larraín.
Con los años, parte de los terrenos fueron vendidos, conservando las monjas sólo la manzana que daba a la Alameda. Ahí se edificó a partir del año 1857 el nuevo templo que se mantiene hasta hoy, con los planos del Vicente Larraín, y bajo el mando del arquitecto italiano Eusebio Chelli.
La obra demoró largos años en ser finalizada. Para 1868 aun no tenía sus torres, las que han sido atribuidas al arquitecto Fermín Vivaceta. En estilo neoclásico, su frente tiene cuatro columnas dóricas y una escalinata de acceso de cinco gradas de piedra. Al lado de la puerta de entrada, en madera y de dos hojas, tiene dos columnas de estilo corintio con ábaco achaflanado.
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Historia
La Iglesia de las Agustinas es un templo católico ubicado dentro del centro histórico de la ciudad de Santiago, en la calle Moneda N°1050.
Perteneció a las monjas Agustinas, la primera orden religiosa femenina que se asentó en Chile, cuando fundó su monasterio el 13 de agosto de 1571. El establecimiento estaba emplazado en la esquina de las calles Agustinas con Ahumada, aunque les pertenecieron también los territorios que se extendían hasta las calles Bandera y La Cañada, actual Alameda.
Su primera iglesia, hecha de adobe y paja, cedió ante el terremoto de 1647, después de lo cual fue construida una nueva en la misma esquina, también de adobe, conformada por una nave, con techo de tejas a dos agujas y una torre anexa. Éste se convirtió en un templo hermoso y bien mantenido, decorado con santos de madera con vestimentas de oro, perlas y diamantes. Pero un nuevo terremoto, ocurrido en el año 1730, acabó también con él.
Durante los primeros años de la Colonia Española, el estilo de vida de estas religiosas era muy cómodo y festivo. Las monjas, en su mayoría provenientes de familias adineradas, poseían habitaciones privadas, con servidumbre, y con frecuencia celebraban con cánticos y danzas para el público. Sin embargo, estas actividades fueron paralizadas luego de que una ordenanza de 1688 así lo dictaminara. En privado, su modo de vida perduró hasta mediados del siglo XIX, a partir de lo cual las monjas asumieron un régimen de vida común.
Luego de que se derrumbara la segunda versión de la iglesia, una tercera fue levantada en el mismo sitio, pero ahora con características mucho más modestas, producto de las dificultades económicas por las que atravesaba la congregación.
En el año 1812, el gobierno exigió a las agustinas parte de sus terrenos para poder abrir la calle Moneda; no obstante, ello no pasó hasta el año 1850 a través de un dictamen de la Corte de Apelaciones, puesto que las monjas se negaron a ceder los terrenos. Cuando esto ocurrió, el convento quedó dividido en dos partes, que fueron conectadas por un túnel subterráneo diseñado por el arquitecto Vicente Larraín.
Con los años, parte de los terrenos fueron vendidos, conservando las monjas sólo la manzana que daba a la Alameda. Ahí se edificó a partir del año 1857 el nuevo templo que se mantiene hasta hoy, con los planos del Vicente Larraín, y bajo el mando del arquitecto italiano Eusebio Chelli.
La obra demoró largos años en ser finalizada. Para 1868 aun no tenía sus torres, las que han sido atribuidas al arquitecto Fermín Vivaceta. En estilo neoclásico, su frente tiene cuatro columnas dóricas y una escalinata de acceso de cinco gradas de piedra. Al lado de la puerta de entrada, en madera y de dos hojas, tiene dos columnas de estilo corintio con ábaco achaflanado.
Cuenta con una mampara de madera combinada con vitrales en la parte superior. En la parte alta de la iglesia se levantan las dos torres atribuidas a Vivaceta. Con planta basilical, está compuesta por una nave central alta y dos naves laterales angostas y bajas, separadas por una arcada serliana, de tres arcos de medio punto y arquitrabes sostenidos por pilares con ornamentos de pilastras de estilo corintio, más cinco columnas de estilo corintio con ábaco achaflanado.
Los muros son de albañilería de ladrillo, estructurada con gruesas pilastras. Las columnas circulares interiores son de hierro fundido y las columnas del nártex son de piedra. El entramado del techo es en madera de roble.
La apertura de nuevas calles en el centro de Santiago motivó que los terrenos de las Agustinas se redujeran todavía más, razón por la que decidieron trasladarse al sector de la calle Vicuña Mackenna, a un espacio más amplio en el que se instalaron hasta la actualidad; mientras que su templo y convento fueron donados al Arzobispado de Santiago en el año 1913.
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